La Hermida es un pueblo considerado muchas veces de paso, al estar a mitad del desfiladero.
Sin embargo, a su altura, y junto al puente que da entrada al balneario de aguas termales, hay un rincón estupendo para relajar el cuerpo y pasar un buen rato.
Justo a la altura de este puente hay una salida de agua caliente, que ahora queda contenida en pequeñas bañeras naturales cerradas con piedra.
Son las termas del río, a las que todos tenemos acceso libre.
Y merecen una visita, porque están muy bien cuidadas y porque nos ayudan a relajar muscularmente, al tener la posibilidad de pasar del agua caliente - entre 55 y 60º- a la fría, en el río.